El collar(continuación)

Recuerdas aquel collar de brillantes que me prestaste para ir al baile del Ministerio?

-¡Sí, pero…

-Pues bien: lo perdí…

-¡Cómo! ¡Si me lo devolviste!

-Te devolví otro semejante. Y hemos tenido que sacrificarnos diez años para pagarlo. Comprenderás que representaba una fortuna para nosotros, que sólo teníamos el sueldo. En fin, a lo hecho pecho, y estoy muy satisfecha.

La señora de Forestier se había detenido.

-¿Dices que compraste un collar de brillantes para sustituir al mío?

-Sí. No lo habrás notado, ¿eh? Casi eran idénticos.

Y al decir esto, sonreía orgullosa de su noble sencillez. La señora de Forestier, sumamente impresionada, le cogió ambas manos:

-¡Oh! ¡Mi pobre Matilde! ¡Pero si el collar que yo te presté era de piedras falsas!… ¡Valía quinientos francos a lo sumo!…

Matilde se aleja de la señora de Forestier sin decir una sola palabra, ahora la vida se había tornado de un gris aún más oscuro. Pero no quedó ahí; todo empeoró al llegar a su hogar

Su marido la esperaba sentado en el sillón de su casa ansioso por saber qué había dicho la señora por el collar, había estado horas esperando la respuesta, pero habían sido años los que había ocupado para poder pagar aquel collar. Su vida había girado en torno a algo que él nunca había esperado, su esposa había cambiado. Esos eran los pensamientos que vagaban en su mente a la hora que llegó su esposa con una fría expresión en la cara

-Oh amor,  perdóname por todo el tiempo perdido en pagar aquel collar.

-que quieres decir con eso?

-No era verdadero.. ¡¡¡el collar era falso!!!, todo todo nuestro esfuerzo ha sido en vano, perdido en una simple réplica de diamantes

- ¡No bromees con eso querida!

-¡No es una broma amor! Es verdad, todo, todo es verdad. 

-¡Dios mio Matilde! ¡Todos estos años tirados a la basura! Y yo aquí,  como un estúpido perro que sigue a su amo ¡Desperdicie años de mi vida por tí!

-¡Amor PERDÓNAME!

- Nada de eso. Eres una arpía, una desgraciada, ojalá el destino y la vida jamás se apiaden de ti. Porque yo ya no estaré. Adiós, deseo no verte nunca más. 

-No amor, no me abandones, tú eres mi sostén, fuiste el único que cumplió mis deseos.

La vida de Matilde había cambiado rotundamente de un segundo al otro, se había quedado sin hogar, sin dinero y sin su amor. Todo esto había sido por culpa de sus creencias y su inconformidad con ella misma. Fue entonces que el sonido del cuchillo cortando piel sonó.

-Yo siempre cumpliendo tus caprichos, siempre intentando complacerte para verte feliz, y aún así tu no lo valoras


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